domingo, 24 de octubre de 2010

La DMG de los ricos



Por María Jimena Duzán (revista semana)
OPINIÓNSe sabe hoy algo que ya nos temíamos: que los Nule no utilizaban los anticipos de las licitaciones para hacer las obras sino para otros menesteres.


En noviembre de 2008, cuando el entonces presidente Álvaro Uribe salió a los medios a anunciar que su gobierno iba a intervenir a DMG por considerar que se trataba de una pirámide que estaba captando ilegalmente el dinero de las personas de estratos 1 y 2, el Grupo Nule no solo tenía problemas de flujo de caja -así me lo dijo en una ocasión el propio Guido Nule-, sino que también se habría convertido en una captadora masiva de dinero tan ilegal como lo era la DMG de David Murcia. Es decir que mientras David Murcia se lucraba de los ahorros de toda una vida de los colombianos de estratos bajos, los Nule lo hacían del dinero proveniente de personas adineradas del estrato 6 con gran influencia política y económica, al punto que entre los trabajadores de sus compañías se decía que el Grupo Nule era "el DMG de los ricos".

A esa conclusión han llegado los organismos de control competentes que investigan el descalabro financiero del Grupo Nule. Los indicios son tan graves en ese sentido -se estima que la captación masiva de dinero habría sido del orden de los 120.000 millones de pesos- que los organismos de control habrían compulsado copias a la Fiscalía para que se investigue a los Nule por el delito de captación ilegal de dineros. Sin embargo, el gobierno de Uribe, que intervino a DMG en 2008, no puso nunca la lupa en el controvertido Grupo Nule, que se sintió a sus anchas y pudo no solo estafar a los ricos montando su propia pirámide, sino a los contribuyentes comprometiendo la astronómica suma de 500.000 millones de pesos, es decir, 50 veces más de lo que nos costó a los colombianos el escándalo de Dragacol.

Pero no solo el Grupo Nule pudo montar su propia pirámide sin que la Superfinanciera de entonces lo investigara. También pudo licitar y ganar contratos de construcción de carreteras y de acueductos sin pagar sus impuestos a la Dian. Se estima que los Nule no pagaron cerca de 30.000 millones de pesos, de los cuales la mitad son de impuestos por concepto de la retefuente, que se habrían quedado en sus bolsillos. Si eso lo hace un tendero de un pueblo, lo más probable es que termine preso. Sin embargo, los Nule pudieron licitar y ganarse millonarios contratos a pesar de que no pagaban sus impuestos.

Otro hallazgo que han hecho los organismos de control es que la contabilidad del Grupo y de todas sus empresas aparentemente es falsa y hay numerosos casos de facturas 'gemeleadas' que utilizaban para descontar sus pagos. ¿Cómo pudieron los Nule llegar a ser uno de los grupos económicos más importantes del país teniendo una contabilidad de papel? ¿Cómo pudieron licitar y ganar las más importantes concesiones viales de estos últimos seis años si no tenía ni siquiera una contabilidad real?

También se sabe hoy algo que ya nos temíamos: que los Nule no utilizaban los anticipos que provenían de las licitaciones que se ganaban para hacer las obras sino para otros menesteres. ¿En qué los invirtieron? ¿En las coimas que Miguel Nule dice que nunca dieron? ¿En su costoso tren de vida y en su jet privado? Difícil pregunta que me imagino va a ser develada en cuestión de días, cuando la Superintendencia de Sociedades sepa quiénes hacen parte de las reclamaciones en el proceso de liquidación que en buena hora emprendió la Supersociedades.

Por lo pronto, solo se pueden hacer preguntas como esta: ¿con qué plata compraron los Nule Enertolima, transacción que fue hecha en 48 horas? ¿De dónde sacaron esos cerca de 50.000 millones de pesos que pusieron? ¿De dónde sacaron la plata para comprar la Empresa de Energía de Pereira? ¿De la pirámide financiera que montaron? ¿De los anticipos? ¿Es cierto que esas decisiones fueron las que abrieron un hueco en las finanzas del grupo, del que nunca se recuperaron?

Este escándalo de los Nule demuestra el colapso de todo el sistema de contratación del Estado y de sus controles. Ningún funcionario hizo bien su trabajo y la responsabilidad de que eso haya ocurrido le cabe en gran parte al gobierno Uribe y no solo a la alcaldía de Samuel Moreno. Si la Dian y la Superfinanciera hubieran actuado, ellos no habrían podido ni siquiera licitar y mucho menos montar una pirámide para estafar a sus amigos y socios.

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