miércoles, 8 de septiembre de 2010

LAS REGALIAS DE LAS REGIONES HACIA UN DEBATE EQUIVOCADO



Las regalías de las regiones: hacia un debate equivocado

Por Fabian estrada vergel

El gobierno Nacional está inquieto porque las expectativas petrolíferas son gigantescas. Colombia tendrá mucho petróleo y los bloques Arauca, CPE-1 y otros 31 que hay por toda la geografía colombiana, donde hay riqueza, permitirá más recursos a las regiones, y tal vez le parece injusta semejante suerte de la provincia. Ello origina el debate de las regalías. Pero el debate está mal dirigido.

Basta ingresar a la página www.pacificrubiales.com y leer el reporte de esta empresa del año 2009 para comprender mejor las razones que motivan al gobierno a proponer modificar la legislación actual que establece la distribución de las regalías mineras en el país, y que en todo caso pareciera que se hace sin el análisis adecuado. Para avanzar en la propuesta que estudiará el Congreso de la República en las próximas semanas, se empezó con una campaña de desprestigio contra las regiones, cuyo contenido trascendental es que han “despilfarrado” o se han “robado” los recursos.

Ha hablado el Procurador General, el Fiscal General, el Ministro del Interior Vargas Lleras, el Presidente del Congreso Benedetti y el mismo Presidente Santos, por nombrar algunos, quienes son de las tesis que las regalías no han sido manejadas con honor, no pueden ser la caja menor de alcaldes, y reprueban los manejos que han hecho alcaldes y gobernadores anteriores, presentes y futuros. Si bien es cierto que ha habido corrupción y despilfarro, son éstos dos problemas que igual andan rampantes en todos los niveles del gobierno, o dicho en otras palabras, son males del nivel nacional. No se puede desconocer que las regiones también se han desarrollado por la inversión con regalías más que por la bondad del presupuesto central, de ello hay pruebas.

Pero en realidad el debate debe centrarse es en por qué las regalías no han causado un mejor impacto de desarrollo en las regiones, antes que pensar en fondos regionales. (¿Acaso el Fondo Nacional de Regalías ha sacado a las regiones del atraso?. Tampoco.) La respuesta es una sola: la fórmula de inversión que plantea la actual legislación de regalías no sirve, y eso no es culpa de los mandatarios locales. Me refiero a la fórmula de inversión en los sectores productivos y sociales. Formula mal, inversión mal.

Las regalías son los recursos que el gobierno nacional gira a los departamentos y municipios productores (del total de los recursos mineros generados, el 53% son impuestos para la Nación, el 19% dividendos y el 28% regalías). El 28% de las regalías se distribuye en los departamentos y municipios productores y en el Fondo Nacional de Regalías que maneja el gobierno Nacional.

Las regalías se invierten de acuerdo a una fórmula que establece la Ley 756 de 2002. La fórmula depende de si el departamento o municipio está certificado en lo que se ha denominado las coberturas mínimas, de acuerdo al artículo 20 del Decreto 1747 de 1995, y en éste se define que el ente territorial debe cumplir con cuatro indicadores: lograr una cobertura en educación básica del 90% (que los niños en edad escolar estén matriculados en los grados de primero primaria hasta noveno de básica secundaria), un 100% de cobertura en salud básica de la población pobre (que toda la población pobre esté afiliada al sistema de seguridad social en salud a través del régimen subsidiado), que los servicios de agua potable y saneamiento básico lleguen como mínimo a un 70% de la población, y que la mortalidad infantil no supere el 14 por mil (que por cada mil nacidos vivos, no mueran más de 14 niños menores de un año). Ante los ojos de cualquier ciudadano, sería lo mínimo y razonable que se le exija a un mandatario local, y hace esto considerar que la Ley 756 de 2002 y sus decretos reglamentarios están concebidos para reducir la pobreza. Pero no es así paradójicamente.

En realidad el problema radica en que tales indicadores son medidos con estadísticas. Las estadísticas las recoge el DANE. Los datos de la población de referencia para hacer las mediciones o cálculos a través de las fórmulas de coberturas mencionadas, son las oficiales. Por supuesto que son las del DANE. Y las estadísticas en el país, son un fiasco del DANE. Un atraso. Una verdad a medias, y una verdad a medias puede ser tan peligrosa como una mentira. Las estadísticas en Colombia no reflejan en todo la realidad.

Recordemos los problemas en el censo de 2005. Personas que no fueron censadas, estadísticas desaprobadas por las regiones, y cifras que finalmente se ajustaron con fórmulas mágicas de un momento a otro por el DANE. El hecho de que el país tenga un atraso inconcebible en el manejo de las estadísticas hace imposible la certificación total de los departamentos y los municipios en los indicadores ya observados.

El 13 de marzo de 2009, el DNP, a través de su boletín Regalías al día, y soportada en la información de las entidades certificadoras de coberturas, reportó que de las 745 entidades territoriales receptoras de regalías, ninguna cuenta con el total de las mismas. Yo aprendí, y estoy de acuerdo, que cuando en un salón de clases hay 20 alumnos en adelante, y todos reprueban el año escolar, es muy probable que la culpa sea del maestro. No tiene método o no tienen paciencia o no sabe nada. Exigir que estas coberturas estén cumplidas en su totalidad hoy, es como pedirle a un niño de siete años que se gradúe de médico, o de lo contrario será castigado.

Como el departamento o el municipio no cumple con la totalidad de estos indicadores, entonces se le obliga a los alcaldes y gobernadores a utilizar una fórmula de inversión que no está pensada para cada región en particular, sino que pareciera que todas las regiones tuvieran las mismas debilidades, las mismas fortalezas, las mismas amenazas, y oportunidades. Y no es así. No se puede comparar al departamento del Meta, por ejemplo, que está a un lado del Bogotá (con siete millones de habitantes), con el departamento de Arauca que tiene de vecino al Estado de Apure, el más pobre de Venezuela.

La formula de inversión consiste en que el grueso de las regalías se debe invertir en los cuatros sectores anteriormente señalados (y hasta tanto no se logre las cobertura exigidas), y entonces se constriña o se reduzca a menores límites o a ninguna, la inversión en otros sectores como son: vías para el desarrollo, educación superior, atención integral a poblaciones vulnerables, atención integral a la infancia, vivienda, electrificación, ciencia y tecnología, competitividad y productividad, calidad educativa, cooperación internacional, telecomunicaciones, salud pública, educación media, educación de primera infancia, atención de eventos no pos, turismo, desarrollo comunitario, sector agropecuario, sector ambiental, energía alternativa, otras formas de energía, etc. Muchos sectores que son la circunstancia necesaria de cualquier desarrollo regional, contra cuatro (salud básica, educación básica, mortalidad infantil, y agua potable y saneamiento básico).
La formula que obliga a los departamentos es: invertir como mínimo el 60% de los recursos de regalías en los cuatro sectores de coberturas, como máximo el 30% para los sectores de desarrollo y 10% para interventorías. Para los municipios la fórmula es peor: 75% como mínimo para los cuatro sectores de coberturas, 15% para los sectores de desarrollo y 10% para interventorías. Tanta plata junta para los cuatro sectores de coberturas es lo que ha generado el despilfarro. Un gobernante ante la impotencia de invertir en los sectores de desarrollo, sobredimensiona innecesariamente la inversión en los sectores de coberturas.

La discusión debe centrarse en modificar la ley, no para quitarle las regalías a las regiones sino para modificar la fórmula de inversión. La formula deber ser para todos así: 45% para los cuatro sectores de coberturas, 50% para los sectores de desarrollo y 5% para interventorías. Para cuando se cumplan las coberturas, la formula debe ser: 95% para financiar todos los proyectos de desarrollo y el sostenimiento de las coberturas, y un 5% para interventorías.

El gobierno debe brindarle esta oportunidad a las regiones para que financien su desarrollo y hagan realidad sus planes y visiones prospectivas que permitan la competitividad y productividad con mayores oportunidades de trabajo y riqueza, e ir reduciendo la política lastimera de los subsidios que cada día más envilece a los colombianos. Claro que depende del tipo de subsidio, porque si son los del Ministerio de Agricultura…

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Tu Opinion Cuenta..